En este monográfico conocerás qué son las metodologías ágiles así como los diferentes beneficios que pueden aportar a tu pyme.
La agilidad es la habilidad de crear y responder al cambio con el objetivo de generar un valor diferencial para el cliente. Gracias a la metodología ágil, las empresas identifican las demandas y necesidades de los clientes para satisfacerlas de la manera más rápida. En definitiva, convierte la digitalización de un negocio en una ventaja competitiva desde el primer momento. Todas aquellas empresas que quieran ser ágiles deberán saber cómo medir, motivar y trabajar con un equipo.
Entre las metodologías ágiles más comunes destacan las siguientes: Lean Startup, Scrum y Kanban. Por un lado, el método Lean Startup se basa en la identificación de un público objetivo que permita una fácil adopción de la solución para mejorar la idea inicial y poder expandirse al público objetivo. Por otro lado, la metodología Scrum fomenta la colaboración en equipo mejorando la entrega de productos de manera iterativa. Por último, el método Kanban se enfoca en crear un sistema visual para la gestión de flujos de trabajo con otros tipos de trabajo.
Para implementar esta metodología en las pymes, es necesario seguir los siguientes pasos: identificar los objetivos comerciales; analizar la cultura de tu pyme; detectar el impacto potencial en tus clientes; determinar los recursos disponibles en tu empresa; buscar apoyo en líderes de la misma; implementar procesos con bases en agile y desarrollar tu día a día basado en esta metodología.
Asimismo, también existen herramientas que permiten llevar a cabo una metodología agile dentro de las empresas. Por ejemplo: a través de la organización de los equipos, liderando sesiones colaborativas, permitiendo la visualización de ideas y conceptos clave. Algunas de las herramientas más conocidas son: Scrumblr, Trello, MURAL, MIRO o Slack. Estas herramientas evitan cuellos de botella y ayudan a gestionar al equipo de manera eficaz.
Adoptando las metodologías ágiles, las pymes basan la gestión en la transparencia, la adhesión a los propósitos. Además, aumentan las posibilidades de adaptarse a los cambios de entorno de una forma más rápida.
En conclusión, gracias a la tecnología agile se evitan las barreras constantes que puede tener una organización tradicional y se optimizan los recursos, permitiendo una mejor sinergia entre todos los equipos involucrados en el desarrollo en cualquier producto o servicio en cualquier ámbito.